AUTOCONSUMO: HOJA DE RUTA

Nos preocupa el gasto en energía, esta preocupación a su vez está vinculada a una creciente inquietud por la conservación del entorno vital. Una afirmación como esta era impensable hace apenas unos años; sin embargo, gracias a que nuestra sociedad está cada vez más capacitada para entender la relación entre el gasto y la protección del medio ambiente se hace posible un nuevo escenario en política energética.

Asistimos no solo a una promoción interesada del autoconsumo renovable, sino que excepcionalmente el consumidor, como ciudadano, se ubica en el centro mismo del sistema energético en tanto clave para el cambio de paradigma que está teniendo lugar: el consumidor decide y lo hace a un nivel real, asequible en términos de economía doméstica.

 No es de extrañar entonces la aparición y auge de tendencias que distraen estas decisiones, ruido de fondo para volver a acercar el beneficio económico a actuaciones asumibles solo por grandes compañías bajo la premisa, cierta en efecto, de que el autoconsumo no es suficiente para cubrir las necesidades energéticas en su totalidad.

Los inevitables cambios en términos de generación energética a gran escala se hacen lugar tras dirimir entre bambalinas una batalla feroz de intereses económicos que basculan públicamente sobre la gestión (sostenible o no) de determinadas materias primas, la calificación más o menos dolosa de la generación de hidrógeno, la eólica marina o los huertos solares, todas ellas en la arena del impacto medioambiental.

Para ordenar a tantos corredores en la línea de salida, la UE exigió a cada Estado miembro la elaboración de un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, con alcance al menos hasta 2030. El objetivo por excelencia de dicho plan es la reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sobre un objetivo de tal magnitud se abren múltiples derivadas de impacto económico. Una de ellas es la Hoja de ruta del autoconsumo. Es hacia ella donde el consumidor doméstico debe fijar su atención si aspira a la posibilidad real de obtener para su vivienda un confort con energía económica y responsable.