La elección de una caldera de calefacción es un caso típico en el que los decretos que tantas veces nos pudieran parecer molestos e innecesarios pueden realmente asegurar un óptimo servicio al consumidor aún antes de comprar una caldera y contratar su instalación.
Las intervenciones técnicas vinculadas a la climatización de los hogares y la producción de agua caliente sanitaria en los mismos están sistematizadas por un reglamento conocido como RITE, de obligado cumplimiento desde 2007 y recientemente adaptado (julio de 2021) a las nuevas normativas europeas en materia de eficiencia energética y las relacionadas con el impulso al uso de energías renovables.
Por ello, no todo aquel que dice saber está verdaderamente autorizado para instalar o renovar una caldera; sin embargo, los técnicos avalados por el RITE -carnet profesional expedido por el departamento de industria de cada comunidad autónoma- sabrán siempre qué equipamiento y qué tipo de instalación resultan los más convenientes en cada caso, según el tamaño de la vivienda, su tipología y ubicación.
Tipo de caldera (atmosférica, estanca, de condensación, etc.), marca, potencia, impacto ambiental, aprovechamiento energético, garantía de instalación, garantía de durabilidad, repuestos futuros constituyen solo algunas de las variables a tener en cuenta. Dejarnos asesorar por la persona competente, verdaderamente preparada y autorizada no entraña por lo regular un coste adicional, sino que suele formar parte de la elaboración de un presupuesto.
Como consumidor es posible perderse entre una gran diversidad de ofertas que mezclen explicaciones no siempre claras, de modo que seguir las recomendaciones de un técnico especializado redunda en la fiabilidad de la elección y en la seguridad de que contaremos cien por cien con una instalación certificada. Instalación certificada es sinónimo de instalación segura: la seguridad es también parte del confort.